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Opinión, pensamiento crítico, para quienes creen con fe en
el cambio


La eutanasia no solo preocupa a la Iglesia porque contradice su visión teológica. La amenaza concreta es cultural y social: el sufrimiento se convertirá en un problema a eliminar, lo que limita la posibilidad del acompañamiento compasivo y la experiencia de completitud con el ciclo de la vida.


Aquí la crítica de la Iglesia se vuelve no solo legítima, sino necesaria: la dignidad de morir bien, es también sostén ante la pérdida de sentido de la vida, perdón y refugio por lo vivido.



Redes de acompañamiento
Redes de acompañamiento


La autocrítica pendiente: ¿qué hemos ofrecido como Iglesia?

El acompañamiento real a enfermos terminales y a sus familias ha sido insuficiente. El acceso a cuidados paliativos en Chile sigue siendo limitado, y muchas veces el discurso eclesial se ha percibido como moralista antes que compasivo.


📍 Datos a considerar: El 70% de la ciudadanía chilena, se encuentra a favor de la ley de eutanasia, concentrándose en la zona central, donde hay mayor acceso a innovación y pluralidad de experiencias. En regiones, la posición es distinta, la influencia de la iglesia es mayor, como lo es también la vigencia de tradiciones indígenas que tienen una cosmovisión diferente sobre la muerte.


Primera acción: apoyar políticas de salud pública que aseguren el acceso universal a cuidados paliativos, creación de redes comunitarias de acompañamiento y, sobre todo, mostrar que el sufrimiento nunca se enfrenta en soledad.

 

 

Una mirada al futuro: laboratorio ético

La aprobación de la eutanasia no será el último tema en disputa. Chile se encamina hacia debates cada vez más complejos: suicidio asistido, reproducción asistida, manipulación genética, inteligencia artificial aplicada a la salud. Cada uno de estos desafíos pondrá a prueba la capacidad de la Iglesia de dialogar, desde una posición firme y abierta.


📎 Ante este laboratorio ético global las categorías clásicas de la moral se verán interpeladas. Si la Iglesia se mantiene en una posición de mera resistencia, corre el riesgo de volverse irrelevante en un debate que marcará las próximas décadas.


El no perpetuo podría generar una incapacidad de influir en la toma de decisiones de contingencia. Las leyes modifican la cultura institucional de un país, por lo que obligará a todo el ecosistema católico a transformarse. Será necesario participar desde una escucha activa.


Segunda acción: cómo ser una voz crítica y lúcida que logre abrir horizontes éticos ante las nuevas problemáticas sociales. Existe la oportunidad de volver a situar en el centro preguntas fundamentales sobre qué significa vivir y morir humanamente.

 


Una Iglesia en clave de las nuevas generaciones

No se trata de claudicar en los principios, sino de redescubrir cómo se anuncian dentro de un país que en las últimas décadas se ha encontrado en crisis con las instituciones, principalmente aquellas que soportan la probidad, la transparencia y la tradición.


Tercera acción: integrar valores fundamentales a las necesidades del mundo, sin perder identidad.






📌 ¿y tú, como defines tu experiencia de vida? ¿Consideras que la aceptación de la muerte es una cosa de actitud o de largo proceso espiritual? Te leemos en @fundaciondracma. Tu opinión podría modificar como vemos el mundo.

 
 
 

En un mundo saturado de pantallas, los jóvenes redescubren el placer de leer en papel, de anotar en cuadernos, de escuchar vinilos o de cocinar recetas familiares. Lo retro se vuelve un refugio: un gesto de resistencia frente a la inmediatez digital y un puente con la memoria de sus ancestros. Este rescate de prácticas “pasadas de moda” no es solo estética, también es búsqueda de ritmos vitales más humanos, menos marcados por el consumo y el avance acelerado del progreso.

 


Entre hermanos no nos entendemos

¿Pero qué sucede cuando la innovación es mayor que el reloj biológico? La brecha entre generaciones se vuelve más amplia. Los integrantes de una familia, desconocen el lenguaje de sus hermanos, de sus padres. Una familia que exige rápida adaptación, abandona la mesa por falta de entendimiento. La integración es menor entre nietos y abuelos: en estos, el acercamiento a generaciones más jóvenes se vive con mayor ansiedad y vergüenza. Los grupos de mayor edad, son despojados de la posibilidad de comunicarse ágilmente dentro de una sociedad que se mueve con vértigo entre la tradición y la modernidad: el exilio comienza a vivirse, desde transformaciones casi imperceptibles, como la  extinción de artefactos análogos en la vida cotidiana. La expropiación del suelo social no es geográfica, es espiritual.

 

En reacción a este fenómeno, varias generaciones comienzan a sentir una desvinculación con la cultura actual y miran hacia el pasado como un espacio auténtico y seguro. Una de las aristas de este cambio en la marcha, es la percepción de los jóvenes respecto a los millenial: la generación donde se concentra el mayor consumo de tecnología, la generación con más problemas de consumo de alcohol, la generación de la ansiedad. Los millenial para la generación Z, son el reflejo de un periodo en donde los cambios culturales fueron profundos y radicales, y en ese proceso, se presenta a esta generación, como aquella que fue desprovista en el acompañamiento de la educación del mañana.



La radio y la música como experiencia colectiva
La radio y la música como experiencia colectiva

Las nuevas generaciones ven como solución el regreso al conservadurismo, para bien o para mal: se rescatan valores casi olvidados que sostienen el espíritu de una cultura, pero también se evidencia un recrudecimiento conservador ante cambios sociales indispensables para la integridad de todos los seres humanos.



Si aumentamos la lupa, el conflicto mediático se vive entre dos principales miedos: la incertidumbre frente al futuro y los cambios culturales en temas de género.


 

Religión y espiritualidad: entre la crítica y la añoranza

En este marco, la relación con la religión se vuelve ambigua. La generación Z desconfía de la Iglesia Católica por hechos polémicos, históricos, dentro de la institución, pero al mismo tiempo algunos jóvenes buscan en lo espiritual, un espacio de comunidad y sentido. Esa nostalgia por lo sagrado se expresa en rituales pequeños, en meditaciones personales, en lecturas filosóficas, ¿Cómo llevamos esto a las misas dominicales, a las enseñanzas de las catequesis, a las aulas de clases?

Es un fenómeno que combina ruptura y continuidad: se cuestiona la autoridad religiosa, pero se extraña el arraigo comunitario que ofrece.


 

Lo urgente no es cuestionar el objetivo de la nostalgia, sino dotarla de un horizonte emancipador. Un lugar aún no abordado que podría convertirse en la oportunidad de crear espacios más diversos e integrativos liderados por la iglesia, y en la representación de una nueva generación de jóvenes católicos que buscan sentido en ese mundo incierto, nostálgico de futuro.





 

📌 El desafío es comprender a estas juventudes no como contradictorias, sino como expresión de un tiempo complejo: una generación que, mientras rescata el pasado con cierta dureza, exige también un país más justo, plural y ético.

 
 
 


En Chile, diversos estudios y experiencias educativas confirman que la liberación o regresión cultural machista entre los más jóvenes: la otrora relativización de la violencia en el pololeo y el consumo de contenidos misóginos (everywhere, everytime).


📢En los colegios: burlas, acoso, resistencia a los protocolos de género, e incluso movilizaciones masculinas que ridiculizan las denuncias de violencia. En universidades, se ha evidenciado una normalización del discurso antifeminista como si fuera contracultura. Las primeras experiencias laborales con todavía existencias de brecha salarial. El fenómeno no es marginal.


La respuesta institucional y mediática ha sido, en general, formular campañas superficiales: “más educación sexual”, “más protocolos”, “más concientización”. Pero educar sin cuestionar el modelo de humanidad no es suficiente. Es un tema ético, es un tema filosófico.

La pregunta de fondo: ¿Qué entendemos por formar a un sujeto ético?

Se trata de disputar los sentidos más profundos del deseo, del poder, de la masculinidad, del amor. Los colegios deben revisar críticamente el enfoque con que se platea el mundo de los vínculos; los lenguajes que perpetúan el sometimiento simbólico de las mujeres desde la infancia.


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🌐El recrudecimiento machista de las nuevas generaciones, ha ido institucionalizándose dentro de un cómodo y excitante contexto cultural: ser el ser influencer a costa de todo, el nacimiento del algoritmo que todo lo ve y censura, pero hace vista gorda al contenido burlesco y la humillante, la erotización de la violencia como entretenimiento, y la nostalgia de una masculinidad fuerte y prometedora, extraída de un imaginario ya rancio. Dicen, todo esto, como respuesta al malestar social. Al mundo de la profecía no cumplida.


Frente a eso, ¿qué modelos alternativos estamos ofreciendo? ¿Dónde están los relatos donde de deseo sin dominación? La cultura chilena sigue siendo profundamente conservadora, con un fuerte rechazo a lo diverso, a lo no normativo. Por eso urge promover políticas culturales con enfoque de género: financiar otras narrativas, otros cuerpos, otras voces.

La pregunta no es solo “¿cómo educamos en igualdad?”, sino:¿cómo desarmamos el símbolo atrás del deseo? ¿cómo miramos la historia y tomamos otro camino?

 


Me atrevo a responder esta pregunta: a través de un camino donde el control, la dominación y el temor, no rigen todas las políticas del mundo.





📌 Generar debate sobre estos temas también es una acción imprescindible para los cambios. Conversemos en @fundaciondracma

 
 
 

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